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lunes, 4 de octubre de 2010

Nadal quiere ser el rey de la publicidad


Garnar el US Open y completar el Grand Slam ha permitido a Rafa Nadal entrar en el olimpo del tenis mundial. En lo económico, también le ha abierto una puerta al mercado norteamericano e invitar a catapultar su imagen y caché a la hora de firmar contratos globales con nuevos patrocinadores.


A sus 24 años ya ha levantado la copa de Roland Garros, la del Open de Australia, la medalla de oro de los Juegos Olímpicos, la ensaladera de Wimbledon, la Copa Davis, y la jarra del US Open, la corona que le faltaba para conquistar los cuatro títulos del Grand Slam (US Open, Roland Garros, Wimbledon y Open de Australia). Ya son 42 los títulos que luce en sus vitrinas, a la que le falta añadir la Masters Cup, el torneo que cierra el año y que se ha convertido en el nuevo objeto de ambición del manacorí, actual número 1 del ranking ATP y mejor tenista español de la historia.

Pero con su victoria sobre la pista de Nueva York, también Nadal le ha dado un raquetazo de impulso a su carrera fuera de las pistas. El triunfo le ha valido una inyección de 1,7 millones de dólares directos en concepto de premio en metálico. Con esta cifra, ya son más de 7,2 los millones que se ha embolsado en lo que va de año dentro de la cancha de tenis. Ningún otro jugador lleva acumulado tanto dinero en el presente curso. Su máximo adversario, Roger Federer, suma cuatro millones de dólares. Pero en lo que respecta a cifras de facturación, el objetivo de Nadal no pasa por ganar más dinero en premios que el suizo, sino en ver catapultado su caché a la hora de firmar contratos de patrocinio con los anunciantes que desean asociar su imagen al número uno. Es en este capítulo donde cobra especial importancia el triunfo del manacorí en el US Open.

Menos es más

Nadal representa una imagen ganadora que ha sido capaz de acceder al más alto escalafón de la historia del tenis, lo que constituye un reclamo publicitario de primer orden. Precisamente, 2010 es el año en que Nadal ha iniciado una nueva política de patrocinios distinta a la que llevaba en el pasado. La idea, que se vino fraguando a lo largo de 2009, no pasa por ampliar el número de empresas a las que presta su imagen, sino reducirlo para acceder a mercados más exclusivos y lucrativos.

¿Un ejemplo? Hasta el año pasado Nadal era uno de los iconos publicitarios de la marca de relojes TimeForce, cuyo contrato finalizó el pasado mes de diciembre; también expiró el que mantenía con L'Oreal. Ninguno de los dos fue renovado y, a cambio, negoció uno nuevo con la firma Richard Mille, que elabora relojes de alta gama como el modelo que el tenista ha lucido en varios torneos, valorado en medio millón de euros.

También mantiene un contrato de promoción turística con el Gobierno balear a razón de 3 millones de euros anuales, y sigue como imagen de Nike por otros 2 millones más. Kia, Babolat, Mapfre, Quely y Lanvin completan el portafolio de marcas a las que Nadal presta su imagen y a las que también podrá exigir un mayor desembolso a la hora de estampar su firma en nuevos contratos. O esperar a que finalicen para dar entrada a espónsores globales que eleven lo que cobra fuera de las pistas, una cantidad cercana a los 15 millones de euros, según diversas estimaciones.

Son números que, de momento, están por debajo de los más de 26 millones que factura por conceptos de publicidad Roger Federer cada año. Pero quizás el relevo que Nadal le ha dado en las pistas también se traslade fuera de ellas.